sábado, 21 de mayo de 2016

Los colegios serán inundados de jugos, igual de nocivos que las gaseosas. La autorregulación es un engaño.

Luis Fernando Gómez Gutiérrez MD MPH

@LuisFernandoGm6

Como lo mencioné en mi nota anterior, uno de los compromisos que asumió la industria de bebidas agremiada en la ANDI, el pasado 19 de mayo fue: ”Comercializar exclusivamente en escuelas primarias las siguientes bebidas: agua mineral y potable tratada, jugos 100 % de fruta, bebidas cuyo contenido de fruta sea superior o igual al 12 % y bebidas a base de cereal, salvo que sean solicitadas específicamente por o con el acuerdo de la administración de cada colegio para propósitos institucionales, educacionales o informativos.” (Fuente: http://www.andi.com.co/Paginas/Ver_Mas.aspx?CustomID=1064)

Con el propósito de realizar una simple exploración acerca de los jugos que declaran ser 100% naturales, visité un supermercado cercano a mi apartamento. Inmediatamente fijé mi atención en el producto de la compañía Postobón denominado “HIT 100% jugo de naranja” y a renglón seguido y en letra muy pequeña se mencionaba “con otros ingredientes adicionados”.

Uno de los aspectos que me sorprendió de forma inmediata cuando revisé el etiquetado nutricional de este producto, fue el alto nivel de azúcar: 20 gramos por cada 240 mililitros. Adicionalmente, no se declaraba el contenido de fibra. A partir de este hallazgo, comencé a revisar detenidamente otra información adicional que me pudiera orientar. En un texto ubicado en la parte lateral del producto encontré los siguientes ingredientes: concentrado de fruta, azúcar y ácido ascórbico. En una letra más pequeña se mencionaba: no es una fuente significativa de fibra.   

La información de esta bebida es completamente engañosa y la diferencia entre una naranja y este menjurje es enorme. Es claro que la industria está tentada a ofrecer las mismas bebidas con calorías vacías en colegios. Es importante mencionar, que este tipo de jugos está claramente vinculado con un mayor riesgo de padecer obesidad y diabetes mellitus (1,2). Su efecto biológico nocivo es muy similar al de una gaseosa convencional.

No debemos engañarnos. No es función de la industria velar por la salud pública. Esta tarea le corresponde a la sociedad civil y al Estado. Es urgente implementar un impuesto del 30% a todas las bebidas azucaradas en Colombia. Debemos igualmente, persistir en nuestros esfuerzos de promocionar contextos que favorezcan el consumo de agua no embotellada y alimentos no procesados. Debemos aprender de sociedades latinoamericanas que están padeciendo el flagelo de la obesidad y la diabetes mellitus tipo 2.

Referencias

1) Imanura F, O'Connor LYe Z1, Mursu JHayashino YBhupathiraju SNForouhi NG. Consumption of sugar sweetened beverages, artificially sweetened beverages, and fruit juice and incidence of type 2 diabetes: systematic review, meta-analysis, and estimation of population attributable fraction. Br J Sports Med. 2016;50(8):496-504.

2) Xi Bo,  Li S, Liu Z, Tian H, Yin X, Huai P, Tang W, Zhou D, Steffen LM. Intake of Fruit Juice and Incidence of Type 2 Diabetes: A Systematic Review and Meta-Analysis. PLOS ONE. 2014;9(3):e93471.

viernes, 20 de mayo de 2016

Por qué los compromisos de autorregulación de la industria de bebidas gaseosas y refrescos son un engaño.

Luis Fernando Gómez Gutiérrez MD MPH

@LuisFernandoGm6

La industria de bebidas gaseosas y refrescos, agremiadas en la Cámara de la Industria de Bebidas de la ANDI, tomaron la decisión el pasado 19 de mayo, de implementar cinco compromisos dirigidos a “fomentar estilos de vida activos y saludables”. El primero de ellos, y que será objeto de análisis de esta breve nota, reza textualmente:

“Comercializar exclusivamente en escuelas primarias las siguientes bebidas: agua mineral y potable tratada, jugos 100 % de fruta, bebidas cuyo contenido de fruta sea superior o igual al 12 % y bebidas a base de cereal, salvo que sean solicitadas específicamente por o con el acuerdo de la administración de cada colegio para propósitos institucionales, educacionales o informativos.” (Fuente: http://www.andi.com.co/Paginas/Ver_Mas.aspx?CustomID=1064)

Este propósito de la industria, aparentemente loable, surge en momentos en los cuales se está planteando la posibilidad de implementar un impuesto a las bebidas azucaradas en Colombia, para enfrentar el creciente problema de la obesidad y diabetes mellitus tipo 2.

Existe amplia documentación acerca de cómo la industria de bebidas y alimentos ultra-procesados ha lanzado estrategias similares (1), con el propósito de retrasar la formulación e implementación de políticas públicas realmente efectivas, como son los impuestos y las restricciones al márquetin y publicidad (2,3,4).

Tres aspectos de la autorregulación de la industria de bebidas agremiadas en la ANDI generan preocupación:
-         
  • Muchas bebidas con contenidos superiores al 12% de fruta, contienen altos niveles de azucares y generan riesgos similares a los que tienen las gaseosas convencionales. Existe evidencia clara que demuestra cómo el consumo habitual de refrescos de fruta y bebidas con jugos de fruta, que contienen azúcares agregados, incrementa significativamente el riesgo de obesidad y diabetes mellitus tipo 2 (5). Un ejemplo de esta situación, es el producto de Alpina denominado “néctar frutto” que contiene 18% de fruta, sin embargo, el nivel de azúcar es de 16 gramos por porción de 200 mililitros.    

  •  Santiago López, Director de la Cámara de Bebidas de la ANDI, declaraba en Caracol Radio que bebidas como la Pony Malta no están incluidos en esta autorregulación. Este producto contiene 19 gramos de azúcar por porción de 200 mililitros, nivel que es muy cercano al de una Coca Cola convencional (21 gramos de azúcar por porción de 200 mililitros).  

  •  No existe ningún mecanismo para evaluar el cumplimiento de los compromisos de la industria, de manera independiente. La verificación de este tipo de autorregulaciones, debe ser llevada a cabo por una autoridad sanitaria competente, con participación de organizaciones de la sociedad civil y entidades académicas que no hayan recibido apoyo de la industria (6).

    
Referencias

1) Simon M. Can food companies be trusted to self-regulate? An analysis of corporate lobbying and deception to undermine children’s health. Loyola Los Ang Law Rev. 2006;39:169–236.

2) Mallarino C, Gómez LF, González L, Cadena Y, Parra D. Advertising of ultra-processed foods and beverages: children as a vulnerable population. Rev Saúde Pública. 2013;47(5):1006-10. http://www.scielo.br/pdf/rsp/v47n5/0034-8910-rsp-47-05-1006.pdf

3) Gómez LF, Ibarra L, Lucumí D, Arango CM, Sepulveda A, Erazo V, Cadena Y, Parra D. Alimentación no saludable, inactividad física y obesidad en la población infantil colombiana: Un llamado urgente al estado y la sociedad civil para emprender acciones efectivas. Global Health Promotion. 2012 19: 87.

4) Gómez LF, Jacoby E, Ibarra L, Lucumí D, Hernandez A, Parra D, Florindo A, Hallal P. Sponsorship of physical activity programs by the sweetened beverages industry: public health or public relations? Rev Saúde Pública. 2011;45(2)

5) Xi Bo,  Li S, Liu Z, Tian H, Yin X, Huai P, Tang W, Zhou D, Steffen LM. Intake of Fruit Juice and Incidence of Type 2 Diabetes: A Systematic Review and Meta-Analysis. PLOS ONE. 2014;9(3):e93471.

6) Sharma LL, Teret SP, Brownell KD. The food industry and self-regulation: standards to promote success and to avoid public health failures. Am J Public Health. 2010;100:240–246.